Quienes sugieren que ahora sí -- ¡ahora sí! -- es el momento de cobrar por los contenidos en Internet parten de una premisa equivocada: piensan que todos los usuarios que actualmente reciben la información gratuita (o muchos, o varios) estarán dispuestos a pagar por ella. Error. Eso no funciona así. Explica Clay Shirkey, autor de “Here Comes Everybody", citado en este blog del New York Times que retoma la discusión lanzada ayer en Time: "This strategy doesn’t work, because the act of buying anything, even if the price is very small, creates what Nick Szabo calls mental transaction costs, the energy required to decide whether something is worth buying or not, regardless of price".
viernes, 6 de febrero de 2009
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