viernes, 27 de octubre de 2006

Perversa división

Un debate interesante – si no nuevo – es el supuesto enfrentamiento entre el proceso editorial “content driven” contra el “design driven”. El conflicto nace de esa ociosa percepción de una redacción como un ente dividido en dos: por una lado el área de diseño, compuesta por diseñadores, ilustradores y editores de foto, y por el otro el área editorial, compuesta por editores y reporteros. Esta división es percibida más fuerte en periódicos porque la periodicidad de las revistas permite una colaboración más estrecha de ambas áreas y que se desarrollen plenamente sin depender constantemente una de otra.
Un proceso diario es diferente. Quienes hemos estado – vivido – en un diario sabemos que ciertas decisiones de proceso afectarán los horarios de la redacción. Esto es aún más cierto en términos del sistema de edición que se haya elegido o con el que se cuente. Los sistemas de edición – o Content Management Systems, CMS, en el lingo internacional – pueden determinar en gran medida cuál de las dos filosofías imperará en la redacción: la de un proceso dominado por el diseño, o un proceso dominando por la edición.
¿Cuál es la diferencia? En términos prácticos, toda redacción, aún la más radical – para el lado que sea – ejecuta ambas funciones, aunque no lo sepa. Todo periódico, incluso el más estéticamente errado, tiene diseño. Y en todo diario se edita, a pesar de los editores. Cómo siempre, los extremos ayudan a comprender la dicotomía. Un diario donde impera el diseño es aquel en el que todas – el 100% – las páginas de la publicación se diseñan todos los días. Hace poco conocí un caso en donde incluso la cartelera de cines se diseña, partiendo cero, cada día. Por supuesto, usan una paleta de estilos única, que no renuevan diariamente y tampoco la estética del diario cambia todo el tiempo. Pero en un proceso así, los editores y reporteros están supeditados a que los diseñadores hagan su trabajo para que ellos después vacíen la información en las páginas diseñadas; también, en un proceso así, es muy común que algunos cambios editoriales (recorte de textos, titulación) se hagan directamente en las computadoras de los diseñadores – éstas son redacciones dominadas por Macs – y que mucho del trabajo editorial – como la corrección de estilo – se haga en papel. En conclusión, es un proceso donde la estética domina sobre el contenido.
El otro caso es cuando en una redacción los diseñadores esperan a que redactores y editores hagan su trabajo; incluso, hay redacciones en donde los editores seleccionan páginas prediseñadas en un catálogo y vacían sus contenidos directamente ahí. El trabajo del diseñador – o paginador, como aún les llaman en muchos lados – se reduce a “embellecer” la página presideñada. Hace poco conocí una redacción con un solo diseñador y en donde los editores y paginadores eligen todos los días de un catálogo de 300 páginas, a las que les hacen pocos ajustes. Prácticamente no se diseña nada nuevo.
Por supuesto, a ninguna de ambas partes – diseñadores y editores -- le conviene o beneficia un proceso u otro. De hecho, hay que empezar por dejar de hablar de dos áreas dentro de una redacción. La redacción es una, donde la meta es común a todos. El proceso ideal es donde diseñadores – o informadores visuales, como gustan llamarlos en países, como España, donde periodistas son los que hacen este trabajo – trabajan estrechamente con los editores y reporteros en la planeación y ejecución visual de sus páginas. Si es cierto que una foto habla más que mil palabras y una infografía habla más que mil fotos, el trabajo del diseñador es tan informativo como el del reportero y esa es la postura correcta ante esta importantísima función dentro de una redacción. Una página bien diseñada, un paquete gráfico que incluya buenas fotos e infografías relevantes, es extremadamente valioso. Para lograrlo, junto con un proceso exhaustivo de edición – al estilo americano, donde cada capa o etapa de edición debe enriquecer el texto (un texto pasa por hasta seis rondas de edición en diarios como el WSJ) debe haber un proceso minucioso de planeación visual y la flexibilidad necesaria para editar el texto tanto como sea necesario, en los tiempos correctos. Si los miembros de las redacciones no nos comprometemos a lograr esto, entonces no nos sorprendamos que se hable de la muerte de los periódicos.

jueves, 5 de octubre de 2006

Justificaciones

Esta nota de AP, publicada hoy, es interesante en cuanto el intento por explicar por qué el periodismo en español en EEUU no tiene la misma calidad que el periodismo en inglés.
Pero olvida mencionar varias cosas:
1 - Los sueldos de los periodistas en castellano, en general, son menores que el de los periodistas en inglés.
2 - Las redacciones son mucho más pequeñas, por lo que los periodistas en castellano escriben muchas más notas a la semana. Esta stiuación no permite practicar periodismo de investigación o de largo aliento, el tipo de notas generalmente relacionadas con calidad y exclusivas.
3 - Ciertamente muchos de los periodistas vienen de América Latina, donde hay diferentes estándares y donde aún es común que el gobierno o las empreas tengan una influencia sobre lo que se publica. Pero también es cierto que los mejores periodistas, los más capacitados y comprometidos de las redacciones en español en EEUU, son justamente los que vienen de Latinoamérica. Ojalá pudieramos llenar esas redacciones de gente así, pero no es el caso por cuestiones migratorias y porque muchos de los mejores periodistas prefieren quedarse en sus países, donde pueden practicar un periodismo de relevancia y no de minorías.
4 - Ni las comunidades ni los anunciantes exigen calidad, y en muchas ocasiones ni siquiera la notan cuando existe. Incluso, la comunidad y los anunciantes piden un tipo de periodismo facilón y condescendiente, porque no esperan objetividad ni combatividad de los medios en español. Es culpa de los editores que esta visión se haya perpetuado.
5 - También es cierto que los medios impresos en español están cambiando. No existía un camino profesional para los periodistas en español, ni centro de capacitación en ese idioma ni tampoco una clara necesidad fuera de los grandes centros -- como Miami, Nueva York o Los Angeles. Está por verse cuál es el verdadero nivel que los medios en español pueden alcanzar. Pero si las grandes empresas siguen publicando traducciones mediocres de sus títulos en inglés y si las casas editoriales en español siguen menospreciando su mercado, el panorama no es muy prometedor.

miércoles, 4 de octubre de 2006

Lo más compartido

Muchas páginas Web de diarios en EEUU, Latioamérica y el resto del mundo ofrecen listados que muestran las preferencias de sus usuarios. Los tres tipos de listas más comunes son 1) Lo más compartido (Most emailed) 2) Lo más leído y 3) Lo más buscado.
Intento monitorear religiosamente estas listas porque son un recurso inconmensurable para los editores: nos dicen lo que le interesa y le gusta a la gente.
Sabemos que es un peligro ceder a la "tiranía" del lector: no siempre lo que es importante es equiparable a los gustos de la audiencia. A veces, como la medicina, lo necesario no sabe del todo bien. Muchos piensan que esta actitud de doctor de familia muestra un dejo de arrogancia de parte de los editores. Pero, esos críticos pierden de vista la función social del periodista. Si sólo damos lo que los lectores quieren y lo que les gusta, entonces ¿Para qué estamos?
Si una de nuestras funciones es develar la novedad de la información y los secretos del poder, entonces por definición el público desconoce aquello que nosotros consideramos que es importante informarles. Es nuestra función decirles lo que supuestamente desconocen.
Pero, volvamos a las listas en Internet. Si bien es extremadamente difícil deducir los gustos generales del público con estos medidores (no por nada Netflix, la empresa de envíos de DVDs en EEUU, está ofreciendo un millón de dólares a quien mejore su sistema de deducción de preferencias; aquí la nota), si he notado algunas tendencias que dan luz sobre lo que le interesa compartir a la gente.
La más reciente se refiere al poder de las historias. Ayer, el New York Times publicó una crónica de uno de sus editores que sobrevivió a un choque a mitad de vuelo entre dos aviones. Es una historia fascinante y poderosa, así que no me sorprende que hoy haya amanecido como la más compartida entre los lectores del Times. La moraleja ahí es que si la nota es interesante, está bien escrita y es relevante, los lectores van a pensar lo mismo. Una historia -- coyuntural -- bien contada nunca falla.
En junio sucedió algo que incluso me llevó a escribirle al Times a pedirles su opinión sobre el asunto. Una nota sobre relación de pareja (la encuentras aquí) se mantuvo durante días como una de las más compartidas por los lectores. En la semana del 19 de septiembre, otro reportaje similar estuvo en la lista una semana entera. El primero, un tanto controversial, habla de como la forma de entrenar a la ballena Shamu por los veterinarios de Sea World le ayudó a lograr que su marido ayudara más en la casa. El segundo habla de los problemas que puede tener una pareja por dormir juntos, y cómo solucionarlos. Ambos son artículos de servicio.
Lógicamente, la gente comparte reportajes que sabe le pueden interesar a sus conocidos, familiares y amigos y, en mi caso, sobre temas que he discutido con ellos o que sé que les son de especial interés. Generalmente, las notas de servicio caen en esta categoría, porque son reportajes que llevan a la gente a tomar una acción o a cambiar o mejorar algo en su vida y, por ende, se prestan a ser compartidas.

martes, 3 de octubre de 2006

El ojo -- y buen ver -- del amo

Juan Francisco Ealy Ortiz, Presidente y Director General de El Universal de México, logró hoy la difícil hazaña de aparecer en dos ocasiones -- en dos fotografías distintas -- en la primera plana de su propio diario (ver PDF aquí).
Ealy ha sido mencionado prominentemente en las páginas de su periódico en los últimos días debido al aniversario de la publicación y a su participación en la reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa en la Ciudad de México.
En la edición del pasado domingo, por ejemplo, Ealy apareció en una foto en un caluroso abrazo de grupo con Vicente Fox, presidente de México, la primera dama Marta Sahagún y la Sra. de Ealy, publicada dentro de una sección especial dedicada al 90 aniversario del diario.
¿Qué opinan sobre este uso del medio?

Bajas expectativas

Como algunos ya sabrán, hoy -- 3 de octubre -- se anunció la renuncia de Jesús Díaz Jr. como Publisher (título que no tiene traducción al español) de The Miami Herald y El Nuevo Herald. Díaz estuvo en medio de una tormenta desatada por el despido de dos periodistas y un colaborador de El Nuevo, quienes durante años habían aceptado pagos por participar en transmisiones de Radio y TV Martí -- estaciones financiadas por el gobierno de EEUU.
Como parte del anuncio, Díaz se retracto de los despidos y concedió amnistía a los tres periodistas (ver nota de The Miami Herald aquí) y dijo también que una investigación interna había descubierto a otros seis periodistas que recibían pagos de la misma fuente.
Díaz alude a una "zona gris" como razón para haber revertido su decisión. Esto se refiere a la poca claridad en los estatutos de ética comunicados a los periodistas y, también, a la aparente autorización que recibieron de un ex ejecutivo para realizar esas actividades. O sea, que nadie sabe y nadie supo.
Yo no tengo una opinión del asunto porque, de entrada, los hechos son brumosos y no tengo información de primera mano.
Pero este párrafo llamó mi atención:
"Many critics, including some in the El Nuevo Herald newsroom, contended that the actions taken by Díaz were too harsh and too hasty, especially considering the public nature of the journalists' broadcast work and a style of advocacy journalism sometimes practiced by Spanish-language newspapers."
No sé a qué se refiere con "a style of advocacy journalism sometimes practiced by Spanish-language newspapers", pero supongo habla del afán de los diarios en español por plantarse como defensores de todo y todos los que tengan un origen latinoamericano, sin condiciones.
En el caso del Nuevo y de Miami es fácil apuntar el dedo índice hacia la comunidad cubana, que abiertamente ha abogado por la partida de Castro y, evidentemente, está a favor de una cobertura periodística abiertamente crítica hacia su régimen.
Sin embargo, yo prefiero ver esa generalización como una crítica a la falta de profesionalismo en los medios hispanos en EEUU. Y, se preguntarán, ¿de dónde saco esa conclusión? Pues de la percepción general de estos medios como órganos poco profesionales, manipulables y al servicio de intereses.
Los anunciantes y las fuentes -- tanto organismos del gobierno como organizaciones de la "comunidad" -- no sólo esperan una cobertura beneficiosa, la exigen. Los hemos acostumbrado a que los medios en español somos porristas de sus actos. Si se apellida Gómez, o López, o está a favor de la inmigración -- aunque sea para explotar a otros seres humanos -- entonces tenemos que hacer un ejercicio de adulación con tinta y papel.
Falta una actitud crítica, equitativa y justa hacia las fuentes y los temas. Falta una mayor profesionalización (71% de los periodistas hispanos dicen que sus empresas no tienen programas de capacitación, según esta encuesta de la NAHJ) y la necesaria libertad que viene de trabajar para empresas éticas, que no tengan una agenda.
Insisto, desconozco los detalles del caso Nuevo Herald, pero me invita a una reflexión sobre el papel de los medios en español dentro de sus comunidades.
Porque, si nos seguimos presentando ante la comunidad como "cheerleaders" de intereses y agendas, entonces después no nos sorprendamos cuando esa misma comunidad nos jale las orejas cuando queramos dejar el papel de porristas y madurar como medios.