Este comunicado de prensa del National Press Club me ha puesto a pensar. Argumenta que las nuevas tecnologías han puesto enorme presión en el trabajo de los periodistas sin que esté claro cuál es el provecho económico para la organización. Dice, por ejemplo, que ahora los reporteros de medios consolidados no sólo tienen que escribir una nota bien documentada en un día, sino tres o cuatro entradas de blogs y siete u ocho líneas en Twitter. El texto pregunta: ¿qué sentido tiene pedirle estas cosas a los reporteros cuándo lo único que genera dinero es el reportaje de fondo en el periódico de papel?
Eso es cierto. Las versiones de papel siguen recibiendo, con mucho, la mayor parte de los ingresos de las empresas de información. Cuando mucho, Internet representa un 12% de los ingresos totales de estas empresas. Y Twitter, los blogs y otras tecnologías nuevas representan una bicoca. Ni la empresa dueña de Twitter ha hallado la forma de hacer dinero con los mensajes de 140 caracteres -- a pesar de que más y más gente los usa cada día. Y no hablemos de Facebook, que no ha encontrado la forma de monetizar sus más de 100 millones de miembros.
Así que entiendo muy bien el argumento: ¿por qué poner recursos en plataformas que no me dan dinero y canibalizar la que paga la renta?
Pero hay dos cosas clave, una de las cuales yo llamo el argumento de los Dieciocho Mil Millones. Esos US$18 mil millones se refieren a los ingresos anuales de Google vía anuncios en línea. Es una cantidad de dinero que antes de Google nadie generaba. O sea, no es dinero que haya pasado de un lado a otro (no es dinero que haya dejado de entrar en periódicos o revistas -- ese dinero se lo llevó la gratuidad de Craigs List), sino dinero que nadie hacía y que Google encontró la forma de captar. Las compañías de medios entran a Internet, apuestan por nuevas tecnologías no para repartirse un pay que ya existe sino para cocinar un pay nuevo; para crearse una nueva fuente de ingresos -- que todos esperan sea enorme en unos pocos años (porque es algo urgente). La segunda cosa clave va de la mano de esto y es la rentabilidad. La mayoría de las empresas que están probando otras cosas son empresas que cotizan en bolsa. Eso quiere decir que son empresas "condenadas" a crecer; o sea, sus accionistas esperan que la rentabilidad vaya al alza. Y la renta, afectada directamente por la caída de la circulación y los ingresos publicitarios, muestra una clara tendencia a la baja. Como empresas públicas, a estas empresas de medios no les queda otra más que encontrar -- insisto, urgentemente -- esa nueva gallina de los huevos de oro que cumpla con el crecimiento sostenido que toda empresa que cotiza en bolsa promete a sus accionistas. Por eso, todos a twittear.
lunes, 3 de noviembre de 2008
Twittear o no twittear
Etiquetas:
periódicos,
periodistas,
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