Hay un sitio al que recurro mucho que se llama Rotten Tomatoes. Me volví asiduo cuando vivía en Nueva York porque ofrecen un compendio de todas las reseñas publicadas sobre una película. Además han creado un sistema por el cual asignan una calificación a cada reseña: Rotten (podrido) si la reseña es negativa y Fresh (fresco) si la reseña es positiva. Luego hacen un promedio de todas las reseñas -- a veces son más de cien -- para darle una calificación a la película del 1 al100. Me era útil porque cuando hay que pagar US$10 por ir al cine es bueno saber si la película vale la pena. Y, curiosamente, el promedio de reseñas casi siempre coincide con mi criterio.
Para términos de lo que nos interesa, aunque este sitio da un buen servicio también confirma que la información se ha convertido en un bien básico. Porque aunque evalúa lo negativo o positivo de la reseña, no califica la calidad de ésta: cómo escribe el autor, la cantidad de referencias que hace a otras cintas, su nivel de conocimiento del género, su capacidad de recomendar sin calificativos exagerados u obvios. No, sólo identifica la tendencia y luego le asigna un número. Como si fuera un bien básico. Y aunque distingue entre lo que llama Cream of the Crop (Lo mejor de lo mejor, o las reseñas escritas en los principales diarios y sitios de Internet) de otras reseñas de sitios más pequeños o blogs, el promedio de todas éstas es lo que orienta a los lectores a escoger una cinta.
Yo pienso que un grupo de periódicos (como el Grupo Reforma) debe de tener sólo un crítico de cine -- y no varios -- pero no creo que un promedio -- un número -- pueda reemplazar una reseña o crítica bien escrita. Aun más, resulta que junto con el periodismo de investigación, los críticos de artes (plural) son de los primeros irse en los recortes. Mientras, la oferta de cine crece, hay más DVDs y más opciones y, por ende, los buenos críticos son más necesarios que nunca. Esos son los verdaderos filtros para ayudarnos a elegir en dónde queremos gastar esos US$10 -- o más.
martes, 10 de junio de 2008
La información como bien básico
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