Es dificilísimo explicar una cultura, sociedad y nación en un reportaje. El New York Times está publicando -- valientemente -- esta serie llamada Generation Faithful que incluye dos reportajes sobre la juventud en Arabia Saudita (uno sobre los hombres y otro sobre las mujeres).
Y digo que hay que ser valiente porque cuando se intenta explicar otra cultura es fácil caer en generalizaciones, estereotipos y francas malinterpretaciones.
Pero en general ambos artículos están muy bien reporteados y documentados y dan un retrato de esta sociedad. Obviamente, es un retrato muy moldeado por la perspectiva occidental, algo que francamente es inevitable. La objetividad es un mito del periodismo que se hace en el vacío.
Me gusta, sobre todo, que el Times haya inagurado dos blogs relacionados, uno en árabe y otro en inglés, para responder dudas y aceptar comentarios.
Una pregunta frecuente -- que yo mismo me hice cuando llegué a Dubai por primera vez -- es qué tanto las mujeres se ven forzadas a usar la abaya, un mantón negro que llevan sobre su ropa. Abaya se traduce como escudo y es una defensa contra las miradas morbosas de los hombres. Las mujeres, dicen, se reservan para sus maridos, los únicos que pueden verlas con una óptica sensual. En el fondo, creo que es un acto de fidelidad y un juego sexual que pasa desapercibido al ojo occidental. Muchas mujeres en Dubai usan la abaya tan sólo como un accesorio -- la llevan abierta y dejan ver sus jeans o vestidos que llevan debajo. Pensar que se les está forzando a portarla es un prejuicio de occidente.
Ahora bien, es muy cierto, como lo reflejan ambos reportajes, que hombres y mujeres crecen separados y conviven muy poco. Un amigo palestino me contaba cómo cortejó a su ahora esposa, usando el celular y los mensajes instantáneos como medio de comunicación primordial y escapándose para poder verse sin permiso de sus padres. Esta es una pareja que ha viajado y que tiene acceso total a toda la cultura occidental. Por supuesto, me pareció un noviazgo extremo, pero se parece un poco a los noviazgos en Latinoamérica en los que la mujer le miente a sus padres sobre su paradero para ir de fin de semana con su novio a algún lado.
La perspectiva árabe -- como me lo han dicho en Marruecos y Egipto -- es que Occidente está gobernado por las mujeres. Este punto marca una de las mayores diferencias entre ambas culturas, y es el foco que le ha dado el Times a ambas notas.
Somos diferentes, no cabe duda, pero en Dubai he podido confirmar que también hay muchas similitudes. De entrada a la gente le encanta comprar y consumir; les gusta estar con su familia y las nuevas tecnologías; y muchas cosas más, muchísimas.
En el fondo, todo está en el cristal con que se mire mientras se sepa qué cristal se está usando. Aplaudo estos esfuerzos pero más que nada aplaudo que se abran foros en donde se pueda continuar el diálogo y comparar opiniones, porque en este vasto mundo todos tienen una opinión.
Latinoamérica está en una posición privilegiada para entender otras culturas porque, como pocos, somos una mezcla de muchas cosas. Los árabes -- cristianos y no -- que han llegado a nuestras tierras se han integrado y han realizado grandes contribuciones -- ahí están Shakira y Carlos Slim. Podríamos ser los intermediarios entre esa discusión a gritos y sombrerazos entre Occidente y el mundo árabe.
jueves, 15 de mayo de 2008
El mundo árabe
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1 comentario:
Excelente entrada, Gabriel. Un abrazo desde Dubai.
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