McCain sacó al guerrero y sin duda puso a Obama a la defensiva. No hubo sorpresas en términos de políticas e ideas, pero sin duda McCain fue por todas, porque sabía que era su última oportunidad de hacer su caso. Pero los ataques fueron muy repetitivos y perdieron su efectividad mientras el debate avanzaba. Si la tranquilidad de Obama parecía una debilidad al principio, al final volvió a representar el líder sereno y sensato. Quizá en algunos momentos el domócrata se vio plano.
McCain atacó más, pero en ocasiones era obvio que estaba estirando la realidad -- quizá mintiendo. Obama le dio demasiado tiempo a responder a los ataques y a justificar sus relaciones, y sus políticas.
Los primeros 30 minutos fueron de McCain; después Obama se mantuvo sereno y McCain se mostró hasta enojado, sobre todo en las tomas de la TV en las que el senador de Illinois hablaba.
De diez puntos, le doy 5.5 a McCain y 4.5 a Obama. El demócrata pierde puntos porque ha dejado de ser el candidato que emociona, que mueve, que entusiasma. McCain mostró pasión, pero está claro que la gente no quiere campañas negativas y demasiada agresividad.
miércoles, 15 de octubre de 2008
9.30 - Final y opinión
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