McCain habla desde Dallas y agradece a los cuatro estados que votaron por él. "Seré el nominado republicano para la presidencia de Estados Unidos", dice. Su atractiva esposa está a su lado (y se ha olvidado la acusación del artículo del New York Times sobre las indiscreciones del senador durante la campaña de 2000, cuando, según el diario, sus colegas más cercanos le pidieron que se alejara de una mujer que estaba frecuentando demasiado).
"Ahora empezamos la parte más importante de nuestra campaña", dice. Con un tono conciliatorio, llama a los demócratas a hacer una campaña civilizada buscando el bien del país.
El seguro candidato no cabe de alegría. Su tono es sereno, humilde, conciliatorio. Algunos críticos podrían decir que habla más como un abuelo que como un padre.
"Defenderé la decisión para destruir a Sadam Hussein", dice, pero añade que ha sido duro crítico de las tácticas usadas. Es claro -- como ya lo ha dicho -- que apoyará la guerra y seguirá ahí hasta que haya un "ganador".
Evidentemente, McCain ha comenzado a hablar con la campaña por la presidencia en la mira. Libre comercio, las dos guerras, impuestos, el apoyo a las empresas, seguro médico. McCain dedica tiempo a diferenciarse de los demócratas.
martes, 4 de marzo de 2008
8.47 PM - McCain habla
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