martes, 2 de septiembre de 2008

10 PM CST - Termina la cantaleta de Lieberman

Siempre es triste ver a una persona hacer el ridículo. Aunque suene editorializante, eso es exactamente lo que acaba de hacer Joseph Lieberman los últimos minutos.
Al final de su discurso, Lieberman se dedicó a hablarle directamente a sus "colegas demócratas" para que hagan lo mejor para el país, que según él es votar por John McCain. Es triste qué se ostente como demócrata cuando evidentemente ha roto con su partido.
Sorprende que haya atacado a Obama, criticándolo de ser un joven con potencial pero que no está listo para gobernar. Trató de convencer al electorado -- a los "demócratas indecisos" -- de las cualidades de McCain y de la importancia de votar por él "ante las circunstancias especiales en las que está el país". Supongo que se refiere a las circunstancias en las que los propios republicanos han metido al país (recesión, creciente desempleo, dos guerras desastrosas, abuso de poder bien documentado, etc., etc., etc.).
Los analistas de CNN concuerdan que el tono de Lieberman fue pasado de tono. Innecesarios ataques contra Obama y una defensa ridícula de la gobernadora de Alaska, a quien según los analistas de la cadena de TV por cable dicen que Lieberman ni siquiera conoce.
Me parece que los demócratas mostraron mucho más elegancia al alabar a McCain por su servicio al país pero criticarlo por sus políticas. Veámos como salen las encuestas la semana entrante, pero en mi opinión los demócratas han mostrado más sustancia que los republicanos. A Gore no le funcionó distanciarse de Clinton durante la campaña de 2000 y difícilmente el electorado creará que McCain es lo suficientemente independiente y osado si salta a la boleta como miembro del mismo partido de Bush, a quien supuestamente quiere negar. Si tan osado, que corra como independiente.
El Washington Post dice que Lieberman "podría encontrarse en tierra de nadie después de la campaña".
Y si no me creen, lean la entrada en The Caucus, el blog de política del nytimes.com, dedicada al discurso de Lieberman. La reportera tampoco podía creer lo que estaba oyendo. Dice, por ejemplo: "This is an astonishing moment of political history, for a one-time Democratic vice presidential nominee to be making this speech at a Republican convention and so thoroughly dismiss the current Democratic nominee — and Mr. Lieberman has not even become a Republican!" ...
Qué escenita, Mr. Lieberman.

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