Una visita reciente India me ayudó a entender una regla matemática muy básica: es más fácil crecer partiendo de cero que crecer a partir de 100. Si una persona que gana $1 diario duplica su salario entonces ganará $2, un crecimiento del 100%. Si otra persona que gana $100 al día recibe un aumento del 1% ganará un dólar más que antes, la misma cantidad que la persona que ahora gana $2.
Entender India en una semana es imposible. No visité Bangalore, donde están la mayoría de los call centers que han acaparado la atención de gente como Thomas Friedman, columnista del New York Times y autor de The World is Flat.
La teoría de este libro es que el mundo se ha aplanado –encogido—gracias al advenimiento de infraestructura de comunicaciones que permite que el planeta esté conectado las 24 horas del día. Habla de cómo la sobre inversión en fibra óptica ha permitido que países como India exploten estas redes a bajos costos para ofrecer todo tipo de servicios – como procesar impuestos, desarrollar software o atender llamadas telefónicas – que antes hubieran sido imposibles sin esta infraestructura.
Gracias a estos servicios, dice Friedman, India ha sido capaz de expandir su clase media y de impulsar su economía, que ha crecido por arriba del 8.5% en 2006 y 2007, gracias en parte también a la expansión de su industria manufacturera.
China, como es más que sabido, ha disfrutado de un crecimiento similar – o mayor – los últimos años. China es la fábrica del mundo. Durante mi viaje a la India, por ejemplo, conocí a un empresario mexicano que vende tubería en México y que desde hace un lustro compra su material en China en lugar de EEUU simple y sencillamente porque le cuesta mucho más barato.
Mientras estaba leyendo el libro de Friedman no me dejó de molestar esta idea de crecimiento a costa de ofrecer los precios más baratos. El mismo Friedman acepta que difícilmente un país puede ser durante mucho tiempo el “campeón de la mano de la obra barata” porque cuando sube el nivel de educación y el poder adquisitivo de la gente suben también sus expectativas económicas. (Y no soy el único detractor de Friedman: una búsqueda rápida en Amazon.com lanzó The World is Flat? Que “corrige las medias verdades” del libro de Friedman; yo no iría tan lejos porque en el fondo coincido y he vivido en carne propia muchas de las teorías del autor).
Y, volviendo al principio de este texto, algo que fue sumamente evidente en India es la enorme falta de infraestructura “real” en el país. Ciertamente la sobre oferta de banda ancha ha permitido el surgimiento de muchas compañías de tecnología, pero en India lo que hace falta es, para empezar, una red carretera. Una vistazo al índice de competitividad del World Economic Forum comprueba lo evidente durante mi visita: la mayor desventaja y problema que tiene la India es su “inadecuada oferta de infraestructura”, que recibe una calificación de 24 (25 es la más baja; el siguiente rubro problemático es la "ineficiente burocracia gubernamental", con 16.5).
Vale decir que hay mucha construcción carretera en el estado de Rajastán, por ejemplo, pero mucha de ésta es realizada a mano, casi con pico y pala. Y es mucha porque al igual que el empleado que gana $1 puede duplicar su sueldo fácilmente, aumentar la oferta de red carretera en India – de 0 a 1 – es relativamente fácil.
Así que por más que el mundo sea “plano”, la brecha entre los países desarrollados y en vías de desarrollo es aún enorme. Y, por supuesto, desarrollarse a niveles aceptables en donde se elimine la pobreza extrema requerirá de un aumento mayor al 100% de uno, o al 1% de 100.
jueves, 7 de febrero de 2008
El plano mundo subdesarrollado
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