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viernes, 20 de marzo de 2009

The Economist: Alguien tiene que pagar la cuenta

The Economist dice en esta nota que tarde o temprano se tendrá que pagar por los servicios que recibimos gratis en Internet -- no se refiere a la información, sino a servicio como Gmail, Facebook, YouTube, etc. Concluye. "Ultimately, though, every business needs revenues—and advertising, it transpires, is not going to provide enough. Free content and services were a beguiling idea. But the lesson of two internet bubbles is that somebody somewhere is going to have to pick up the tab for lunch."
Lo que no está claro es por qué, cómo y cuándo se cobraría. Ni tampoco quién estaría dispuesto a pagar. ¿Pagaría yo por usar Facebook? No. ¿Yahoo Mail? Tampoco. Y eso que los uso durante horas todos los días.
Por supuesto, pensar que alguien pagará por algo en Internet es casi un afrodisíaco, pero al igual que muchas pociones mágicas del amor, esa la fórmula de pagos no solo no está probada, sino que ha fracasado innumerables veces.
Dicho lo anterior, está claro que si Facebook, Twitter y muchas otras no demuestran cómo piensan hacer dinero muy pronto, pasarán al panteón de los buenos intentos en Internet.

viernes, 27 de febrero de 2009

Los medios sociales sirven para difundir información

He recibido mucha retroalimentación positiva de una entrada sobre los medios sociales. En esa línea publica hoy The Economist este excelente estudio sobre las relaciones que se dan en Facebook, dando números como los siguientes (con base en la Teoría de Dunbar que dice que el número máximo de personas en el círculo social de cada persona es 148):

The Economist le preguntó a Cameron Marlow, el sociólogo in house de Facebook the “in-house sociologist” que echara a volar los números. Marlow descubrió que el promedio de "amigoss" en cada cuenta de FB es de 120, en línea con la Teoría de Dunbar. Marlow dice que el hombre promedio interactúa con siete amigos, mientras que una mujer con 10. Los hombres dejan comentarios, en promedio, a 17 amigos, mientras que las mujeres a 26 (con base en el grupo promedio de 120 amigos)

Lo más trascendente es la conclusión del estudio, que indica que la gente en Facebook no está ahí para "relacionarse" sino para "difundirse", o sea, compartir su información. Esa cualidad hace de este medio una plataforma fundamental para la difusión de información. No hay como cuando un usuario comparte una nota de nuestro medio con sus amigos. Vale oro.

viernes, 13 de febrero de 2009

Los micropagos y el valor del contenido

Ok. Parecerá que a continuación me voy a contradecir, pero no es el caso. He dicho que es imposible cobrar por los contenidos EN LÍNEA. Pero eso no quiere decir que no se pueda nunca cobrar por contenidos.

Hay dos imponderables que incrementan la posibilidad de cobrar por los contenidos:
1) Exclusividad. Esto se refiere a que la gente pagará por algo que sólo se pueda conseguir de esa fuente exclusiva, como un estudio o una imagen. El problema con internet es que incluso una imagen exclusiva (Phelps fumando mariguana) se reproduce en Internet a velocidades increíbles.

2) Formato. Piensen en el iPod. Ha quedado demostrado que la gente pagará por tener contenidos en un dispositivo específico. iTunes puede cobrar un dólar por canción porque garantiza que lo que compres ahí podrá ser reproducido de inmediato en tu iPod. Es cómodo, conveniente, funcional, práctico y garantizado. Todas esas cualidades hacen que pagar un dólar no parezca tanto.

Sí creo que eventualmente se podrá cobrar por ciertos contenidos para ciertos aparatos. Ahí están todas las nuevas aplicaciones para el iPhone. Muchas cuestan unos cuantos dólares y en la medida que han probado ser útiles, se puede cobrar por ellas. Un periódico -- o, aún mejor, una marca informativa, como CNN o el New York Times -- pueden desarrollar aplicaciones 'informativas' con su marca (que es lo que realmente vale y seguirá valiendo) para, por ejemplo, mapas interactivos de criminalidad que indiquen a la gente si la zona en la que están en ese momento es peligrosa o no (ya existe). También pueden ofrecer una aplicación que escanee productos en el supermercado y le muestren a la gente TODAS - énfasis en todas - las noticias relacionadas, incluso dando una calificación o sello de garantía al producto (tomen nota, amigos de Buenhogar o la Revista del Consumidor en México).

Como explica esta nota de The Economist con referencia al potencial del Kindle de Amazon: "But consumers treat phones (and Kindles) differently from PCs. People pay for text messages, even though e-mail is free. Apple has sold millions of iPhone applications through the iTunes store. Several newspapers and magazines are already available, by subscription, to Kindle users. As with iTunes, people are happy to pay once it is made easy.

So it is not unreasonable to suppose that someone could step in, as Apple did with music, and introduce a comprehensive and easy-to-use shopfront, through which books, newspapers and magazines could be supplied to paying customers. The convenience of having content delivered to devices automatically overnight, and being able to flick quickly between stories at the breakfast table, when underground or on an aeroplane, might be something that people will pay for."

No se trata de cobrar por todo. Se trata de regalar lo suficiente como para crear una marca prestiogiosa y después poder cobrar por la exclusividad o el valor añadido.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Semanarios de noticias

Newsweek y The Economist son ejemplos opuestos de lo que puede y debe ser un semanario. El primero lleva años tratando de reinventarse sin lograr definir su identidad en el siglo XXI. Como dice esta columna de Jon Friedman en MarketWatch, Newsweek fue -- fue -- de las marcas más potentes en el mundo de la información. Pero ya no lo es. Entre otras cosas, dice:
"Conversely, when I see a provocative Newsweek cover like last week's "The Religious Case for Gay Marriage" -- the latest example of the magazine's infatuation with spiritual subjects under Editor Jon Meacham's watch -- I have to conclude that Newsweek is determined to be known as America's non-news weekly. I wonder if its editors' top priority is merely to jolt readers by offering a controversial treatment of a controversial subject."
La clave en este párrafo es non-newsy. Es fundamental para cualquier medio que pretenda informar que haya un elemento de novedad en sus artículos. La palabra en inglés es ideal: NEWs. Lo nuevo.
The Economist, por su parte, tiene clarísimo esto. Incluso la revista se define como un periódico, a pesar de su frecuencia semanal. Esta nota del New York Times de cierta forma se mofa del mal tino de las predicciones que la revista hizo para 2008, pero al mismo tiempo le da la oportunidad al editor de demostrar que una revista relevante debe estar un paso -- o un año -- adelante de la noticias, incluso cuando hay un peligro de equivocarse.
Dice la nota: "In an interview, Mr. Franklin shrugged at the bad calls. “It’s nice to be right, but it’s not the only point of this,” he said. “Part of it is to say what’s going to be on the global agenda.”

viernes, 2 de mayo de 2008

Nada nuevo

Aunque no dice nada nuevo, hay que leer este deprimente panorama de la industria de los periódicos en EEUU simplemente porque lo publica The Economist.