sábado, 26 de enero de 2008

De fiesta con la fuentes

Esta nota de hoy en el diario deportivo español As, propiedad de Prisa (casa editorial de El País) habla alegremente de la fiesta del cumpleaños 24 del crack brasileño Robinho. Me saltó esta frase del primer párrafo: "No sólo por su aniversario, sino porque después de la fiesta sorpresa que le organizó AS en la tarde del pasado jueves, el crack tuvo que encajar las bromas de sus compañeros de vestuario".
En la nota original sobre la fiesta no queda claro quién la organizó y la ambiguedad se presta a interpretar que pudieron haber sido sus amigos. Pero en esa segunda nota que citó arriba queda claro que As organizó el festín, con bandas musicales y todo.
¿Qué tiene que hacer un diario deportivo organizándole una fiesta a un futbolista (quien, por cierto, gana millones y no necesita que nadie le organice sus fiestas)?
La prensa deportiva en todo el mundo tiene el sino de depender demasiado de sus fuentes y esto en ocasiones se confunde -- ¿o es? -- con una grave falta de distancia. Una de los más patéticos ejemplos de esto fue cuando el diario español Marca, el de mayor circulación (y propiedad de Recoletos, empresa que financió durante un tiempo la cadena de diarios Rumbo donde trabajé como Managing Editor) publicó una "carta abierta" dando una explicación a Zinedine Zidane -- y técnicamente disculpándose -- por haber publicado el día anterior una nota sobre una enfermedad secreta y misteriosa que padecía el francés. (Esta nota de Clarín es lo único que encontré al respecto).
La relación entre medios de comunicación y sus fuentes es muy sensible por la enorme dependencia que existe hacia los equipos deportivos. En EEUU esto ha llegado a niveles absurdos, en donde la NHL, la NFL la el LPGA se han dado el lujo de limitar enormemente la clase de cobertura y difusión que los medios pueden hacer de estos deportes (hockey sobre hielo, basketball y golf femeninio, respectivamente).
Como todo el periodismo esto no es blanco y negro, pero los matices de gris tienen que incluir una relación más pareja, distante, profesional y ética. Ciertamente, organizarle fiestas las estrellas que cubren no es una opción -- ni mucho menos la solución.

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