Me topé con el cuaderno de dibujo de Guillermo del Toro, director de "El laberinto del fauno". Y como este blog es de medios y periodismo, el vínculo -- jalado de los pelos -- es que Del Toro dice que empezó a crear sus cuadernos cuando una maestra le dijo que eso mismo hacían los periodistas. Lo cierto es que los dibujos valen por sí solos.
Otra asociación sacada del aire es la que hace la reportera del New York Times, Sharon Waxman. Cuando alguien compara peras con manzanas da como resultado una nota así: la autora se dedica tres cuartas partes de su texto a explicar por qué varios directores de cine estadounidense que tuvieron éxito en los 90 dejaron de producir películas. Cuando, de la nada, concluye que la falta de producción tiene que ver con una falta de sentido de comunidad en este grupo -- un ideal que imperaba en los prolíficos cineastas de los 70--, la reportera saca a colación al trío de directores mexicanos nominados para el Oscar (Alejandro González Iñárritu, Del Toro y Alfonso Cuarón). Luego explica como la colaboración entre los tres generó películas socialmente relevantes y exitosas, lo cual nada tiene que ver con los cineastas americanos y su falta de aparente productividad.
De hecho, lo que no dice, por ejemplo, es que Del Toro tardó cuatro años entre su película producida en México más conocida (Cronos, 1993) y su primera cinta en EEUU (Mimic, 1997), lo mismo que tardó Cuarón entre su éxito mexicano (Sólo con tu pareja, 1991) y su primera película en inglés (Little Princess, 1995). Tampoco explica la historia de la colaboración, que en el caso de Del Toro y Cuarón es mucho más añeja que la de ambos con González Iñárritu. Son, pues, dos historias distintas: la de la colaboración de los cineastas mexicanos; y la de la brecha entre una cinta y otra de los directores americanos de los 90 (que, en mi opinión, es una tendencia difícil de confirmar).
lunes, 5 de febrero de 2007
Sin relación
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario