viernes, 1 de diciembre de 2006

Lector querido

Estoy en el honorable negocio de la información. Como usted y yo sabemos, querido lector, nuestra misión es hacer llegar estos contenidos a ávidos lectores en todo el mundo. ¿Qué cómo la hacemos? Pues publicando nuestro material en distintos medios y cruzando los dedos para que esos vehículos mediáticos lleguen a las manos correctas.
Ahora, a lo que voy. Me dedico a esto, pero haciendo un “soul search” (se traduce libremente como “búsqueda en el alma”), me doy cuenta que soy un terrible consumidor de medios informativos. Malísimo, lo confieso.
Vean:
Número de diarios (en papel) a los que estoy suscrito: 0
Número de revistas a las que estoy suscrito: 0
Número de diarios en papel que compro – o recojo si son gratuitos -- al mes (que no sea por trabajo): unos 4 (total mensual).
Número de revistas que compro o leo al mes (igual, que no esté obligado por trabajo): 1
Número de websites que leo al día: 3, en promedio. A veces más.
O sea, que soy un consumidor de medios digitales.
Sorprendente, si pienso que hace 10 años no había abierto una sola página de Internet (soy lo que los conocedores llaman un “late adopter”). De hecho, no hice una sola tarea de la universidad en computadora. Usaba máquina eléctrica.
Ahora, aun cuando soy un consumidor asiduo de noticias en Internet, lo cierto es que leo los mismos sites casi todos los días: Nytimes.com (para enterarme), CCN.com (para breaking news), Reforma.com y Eluniversal.com.mx (para apenas hacer un compendio de lo que pasa en México con los retratos parciales que ambos diarios hacen del país).
Por supuesto, a veces leo otros sitios.
Nada más hay que pensar en la infinidad de posibilidades que existen y resulta que el lector promedio se aboca a muy pocas de esas opciones. Por eso, hay que ganarlos: porque escogen con pinzas lo que quieren leer y a quien quieren darle su tiempo y lealtad; experimentan poco y difícilmente cambian; esperen siempre lo mismo pero al mismo tiempo quieren exquisitas sorpresas; no perdonan la mediocridad ni los malos tratos (aun cuando algunos de nosotros estamos condenados a leer medios que no nos encantan); y difícilmente vuelven si se van.
Así que, querido lector, cuide a sus lectores si es que aún le quedan algunos. Porque lo que está muriendo no son los periódicos, sino los lectores de periódicos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Maestro, un abrazo grande desde un caliente Chile con carne. Visite elmedioblog.blogspot.com, de mi amiga Angélica Bulnes; a veces colaboro ahí.