Esta frase la hizo famosa un personaje del cine mexicano de los 50 llamado Manolín. Cuando algo le gustaba o estaba de acuerdo con un punto, le decía a su compinche Schellinsky (que se lee Chi-lins-ki): “Fíjate qué suave”.
En el periodismo, el término ‘soft’ (suave) se ha usado para referirse a todo aquello que no es ‘hard’ (duro).
Fíjense qué suave: lo suave es lo que no es duro. O sea, que todo aquello que no sea sobre política, economía o crimen – en términos generales, las cosas que supuestamente son importantes – es suave, o frívolo, de una categoría menor.
Los americanos – que nos guste o no, a veces están un paso adelante – han dado un vuelco a esta categoría y la han transformado en “service journalism”. Exceptuando la cobertura de entretenimiento y deportes – temáticas que aunque son consideradas ‘suaves’ se les ha brindado un tinte de seriedad por la gran audiencia y negocio que atraen – el periodismo de servicio abarca todo lo demás: salud, educación, consumo, finanzas personales, nutrición, tecnología, viajes y un largo etcétera. La meta, como el nombre lo dice, es proveer un servicio al lector. Qué sean notas útiles – utilizables; por eso también se le conoce como “news you can use”.
Un ejemplo claro y sencillo es la sección Personal Journal del Wall Street Journal, lanzada recién en la década de los ceros. Siendo la mayor y mejor expresión de este tipo de periodismo, ha tenido una excelente respuesta de los lectores. Aunque no fue la razón detrás del lanzamiento de una sexta edición semanal del Journal – los sábados – la edición sabatina sí tiene un alto componente de servicio. Entre otras cosas, qué hacer con tu dinero y, sobre todo, cómo gastarlo.
El New York Times también lo hace bien. La mejor muestra del éxito de este tipo de reportajes es lo mucho que los lectores de su versión online los comparten entre sus conocidos (según los rankings de “most emailed articles”). Esta semana – noviembre 28 – uno de los artículos más compartido es sobre la alta demanda universitaria de ciertas carreras asociadas con altos ingresos (ver nota aquí). Otra: Los servicios gratuitos que puedes bajar y usar con tu celular (nota aquí).
¿Qué pasa en América Latina que estos temas siguen siendo tratados como si fueran de segunda categoría? Mientras que en EEUU – país del consumo – las notas sobre las ventas de Thanksgiving son tan preponderantes en esas fechas como el mismísimo pavo(ver la nota del Times, que celebra el repunte de las tiendas departamentales sobre tiendas tipo Wal-Mart, una tendencia que el mismo diario había detectado hace apenas una semana ), diarios como el mexicano Reforma publican una nota sobre el “shopping” como si fuera un acto frívolo al que solo los extraterrestres se entregan. Rumbo ha publicado un sinnúmero de notas que muestran la importancia del consumidor mexicano en las economías de Houston y San Antonio. Los $1,800 que cada familia mexicana gastan por persona cada vez que visitan San Antonio no son cuestión de risa. Incluso, gracias a una consulta a Mexicana de Aviación, fue fácil descubrir que un porcentaje importante de mexicanos que viajan a San Antonio vuelven a su país con maletas pasadas de peso – un gran negocio para la aerolínea. Lo interesante es que esas mismas maletas llegan a Texas vacías, fenómeno que el diario tildó el de los visitantes “de las maletas vacías” (ver nota).
En contraste, la nota que menciono del Reforma dice (cito porque no se puede entrar al sitio Web, porque es de paga): “Su meca favorita de consumo siguen siendo los Estados Unidos y no les importa pasar penas por inmigración, ni gastar las suelas de sus zapatos y muchos dólares, ni llevar largas listas de encargos de amigos, con tal de satisfacer su insaciable gula por adquirir”. Puros lugares comunes que sin dejar de ser ciertos no informan al lector ni ponen en su verdadera dimensión el gigantesco nivel de consumo de los mexicanos en Texas.
Este otro párrafo de la nota del Reforma confirma lo que dijo a Rumbo la aerolínea, pero sin reporteo y sin una fuente real o ejemplos concretos el texto no pasa a ser una mera generalización: “Ellos van a lo que van, por eso viajan ligero, al menos cuando parten. Suelen empacar como si fueran "Matrioshkas", dos mudas en una bolsa, que a su vez está dentro de otra valija que fue metida en una maleta "super size". O sólo llevan un "neceser", pues el set de maletas más "trendy" espera por ellos. Si les llegara a faltar espacio, dejarán en el hotel las pertenencias viejas para dar cabida a las nuevas”.
Ninguna cita, ningún dato concreto ni un personaje a través del cual contar la supuesta tendencia o que refleje el fenómeno. Aire, pues.
En fin, que si el tratamiento de las notas suaves se hace con suavidad y frivolidad, se quedarán estancadas en lugares comunes, generalizaciones y difícilmente les servirán de algo al lector. Fíjense qué suave,¿no?.
martes, 28 de noviembre de 2006
Fíjate qué suave
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1 comentario:
Me gustó mucho el análisis, sobre todo porque das ejemplos de cómo las mismas noticias se abordan seriamente en otros medios. Como lector, lo más frustrante de leer notas como la que mencionas de Reforma es la sensación que tengo de que me están tomando el pelo. ¿Por qué tengo que dedicar minutos de mi tiempo a leer algo que no me aporta nada? ¿Por qué tengo que pagar algunos pesos, por pocos que fueran, por acceder a un paquete de "información" que no es más que un compendio de lugares comunes y prejuicios? Nunca he tenido duda de que los bajos índices de lectura de los diarios mexicanos están relacionados con la baja calidad de su contenido y con su incapacidad para presentar historias con las que sus lectores puedan sentirse identificados.
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