Pocas historias son más seductoras para un reportero que aquellas que combinan a un senador republicano opuesto a los matrimonios homosexuales y su arresto por solicitar relaciones sexuales en un baño a una persona de su mismo sexo. Y Howard Kurtz, experto en medios de comunicación del Washington Post, hace un gran trabajo en esta nota de explicar la disyuntiva a la que se enfrenta un reportero cuando cubre una historia de este tipo.
Para mí no cabe la menor duda que cuando un funcionario público enarbola una enorme contradiccón entre sus políticas y su vida privada, esa es una noticia que hay que cubrir, al igual que se cubre otros tipos de actos de corrupción. Por otra parte, y aquí es donde la cosa se pone complicada, la vida privada de las personas públicas es noticia sólo cuando la ésta afecta las decisiones y actos del personaje con relación a las personas a las que sirve o si éstas acciones entran en conflicto directo con los principios que el funcionario debe defender (como, por ejemplo, si un sacerdote tiene hijos fuera de matrimonio a los que no quiere pagar manutención).
viernes, 31 de agosto de 2007
Hipocresía y privacidad
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario