Ayer recibí el primer comentario dirigido en mi blog. Dirigido a mí, personalizado, crítico, fuera de tema, sin sustento y sin mucho sentido. Seguramente es de alguien que no me quiere porque, hay que decirlo con una mano en el corazón, no todo el mundo me quiere.
Y gracias a Martín, como decidí llamar al comentarista anónimo sólo para ver si pescaba el anzuelo, he decidido comenzar a moderar los comentarios en este blog.
Pero lo importante de esto no es si hay gente que me ama y gente que no. Este es un blog de medios y, como tal, he aprovechado la oportunidad que me da Martín para mandar un mensaje en el que creo fervientemente.
El mensaje es que aún ante la aparente libertad ilimitada de participación que ofrece la tecnología, los editores son más necesarios que nunca.
Porque este blog no es mío ni de Martín, es de ustedes, queridos lectores, que quieren enterarse o comentar temas relacionados a los medios de comunicación, a la globalización y a la combinación de ambos.
Así que, gracias Martín. Gracias por recordarme que los editores somos más importantes que nunca ante el vendaval de participación de los lectores. Gracias por recordarme que es la labor del editor seleccionar el material que mandan los lectores y monitorear sus comentarios para elegir los más relevantes al tema, los más interesantes y los que aportan algo. Es su labor editar aún ante esta enorme oportunidad que brinda la tecnología de que todos participen y, sobre todo, asegurarse que esa participación sea honesta y de buena voluntad. Y, más que nada, certificar que el foro abierto no se utilice como una oportunidad para lanzar ataques anónimos y de mala fe.
Era de esperarse que alguien hubiera escrito sobre esto y en una brevísima búsqueda me topé con este artículo de USA Today que da buena luz sobre el asunto.
En muchas ocasiones he visitado foros de discusión de distintos periódicos. Es muy fácil sacar una conclusión: siempre son unos cuantos, muy pocos, los que más participan y secuestran el foro, generalmente para perjuicio de otros. Con la reforma migratoria en ciernes surgieron voces radicales -- y cobardes, porque la mayoría eran anónimas -- que usaban los foros de diarios como el Houston Chronicle para publicar los más mordaces y agresivos comentarios contra la inmigración, ilegal y legal. Comentarios evidentmente racistas, zenófobos y francamente estúpidos. ¿En qué se benefician los demás lectores leyendo estos comentarios radicales, sin sustento y llenos de errores y mentiras estadísticas e informativas? En absolutamente nada.
Esos comentarios deben de eliminarse, al igual que un reportero debe eliminar los comentarios y citas que no explican el tema o que no pueden confirmarse. No somos voceros de las fuentes. Trabajamos para el lector, que quiere respuestas claras, precisas y sustentadas.
Por supuesto, todo mundo tiene derecho a su opinión, pero la misión de los medios informativos es la de no propagar mentiras, no publicar ataques sin sustento ni sentido, no permitir que grupos con intereses particulares utilicen el espacio para perpetuar su agenda y mucho menos publicar críticas sin permitir que la parte afectada se defienda. O sea, que no debemos permitir que se nos use sin poner un criterio de por medio.
Y ahí es donde entra el editor, quien tiene que decidir y elegir qué publicar y que no con base en estos principios.
Y eso aplica a comentarios y todo tipo de participación, ya sea el envío de fotos, textos o video. Porque incluso un "reportero ciudadano", como cualquier otro reportero, necesita un buen editor.
Por eso agradezco de nuevo a Martín recordarme la importancia del editor. Porque este blog es de medios de comunicación y, como tal, estoy convencido que los buenos periodistas -- y editores -- son más necesarios que nunca.
jueves, 9 de agosto de 2007
Gracias, Martín
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