Saludos desde Moscú. La confianza en el país parece volver después de la prolongada crisis económica que inició en 1998. La gente consume a manos llenas, sobre todo los jóvenes, muy conscientes de las marcas y la moda.
Los viejos iconos se han insertado a la economía de consumo. Esta es Octubre Rojo, compañía de chocolates.
En el corazón del Kremlin se encuentra la plaza de las catedrales. Para un occidental que aprendió sobre el ateismo comunista es impresionante ver tantas catedrales majestuosas en Moscú, incluida la colorida y famosa de San Basilo (detrás de mi cara en la foto de arriba). Los párrocos y monjas caminan como si nada por la calle.
Dinerito habla, y manda. Sólo en Dubai he visto más autos de lujo. Imperan los Mercedes y los modelos de lujo de Audi. Uno que otro Lamborgini, empresa que debe estar haciendo su agosto con el dinero del petróleo ruso y árabe. También muchos coches importados de segunda mano. Es curioso ver autos ingleses en calles diseñadas para conductores sentados del lado izquierdo. Nuestro chofer maneja un coche importado desde Florida. Pagó unos USD 15,000 por un Jetta con 15,000 millas.
Mickey y Minnie visitan un viejo amigo en el parque Vdnkj (Be-den-ja), fundado por los soviéticos para mostrar las virtudes de cada segemento de la industria dentro de suntuosos pabellones. También los había de las repúblicas soviéticas. Hoy albergan mercados de pulgas con productos de baja calidad.
2 comentarios:
Como cambian los tiempos, Genaro.... Me alegra ver cómo han cambiado las cosas en la antigua Madre Patria, a saber:
1. Ya no barren las calles con escobas de ramas de abedul.
2. Los médicos ya no se ponen (espero) gorras como las de los cocineros [Extírpeme las adenoides, doctor, y de paso me trae un chuletón de ternera...].
3. En los hoteles ya no hay una babushka en cada piso vigilando a todos los que entran y salen.
4. El Tío Pepe (Stalin), para no hablar de Beria y el gago de Lenin, descansan finalmente en sus tumbas sin molestar a los demás.
5.Ruego que hayan perdido la maldita costumbre de besar a los hombres en la boca a manera de saludo afectuoso y hayan tomado la de usar desodorante.
Oscar
Gabriel, te ves muy a gusto en Moscú y tus fotos y comentarios son una delicia. Hablas del lujo y uno no puede dejar de pensar que no hacía tanto se pensaba en eso como un imposible. Lo cierto es que ver el péndulo llegar al otro extremo no es motivo de alegría, ni mucho menos. Detrás de ese manifestarse de la riqueza en lo caro y lujoso está el problema que llevó al péndulo a pasarse al otro extremo. Se pregunta uno cuándo vendrá el golpe de vuelta. Y no sólo en Rusia, claro.
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