Muchas páginas Web de diarios en EEUU, Latioamérica y el resto del mundo ofrecen listados que muestran las preferencias de sus usuarios. Los tres tipos de listas más comunes son 1) Lo más compartido (Most emailed) 2) Lo más leído y 3) Lo más buscado.
Intento monitorear religiosamente estas listas porque son un recurso inconmensurable para los editores: nos dicen lo que le interesa y le gusta a la gente.
Sabemos que es un peligro ceder a la "tiranía" del lector: no siempre lo que es importante es equiparable a los gustos de la audiencia. A veces, como la medicina, lo necesario no sabe del todo bien. Muchos piensan que esta actitud de doctor de familia muestra un dejo de arrogancia de parte de los editores. Pero, esos críticos pierden de vista la función social del periodista. Si sólo damos lo que los lectores quieren y lo que les gusta, entonces ¿Para qué estamos?
Si una de nuestras funciones es develar la novedad de la información y los secretos del poder, entonces por definición el público desconoce aquello que nosotros consideramos que es importante informarles. Es nuestra función decirles lo que supuestamente desconocen.
Pero, volvamos a las listas en Internet. Si bien es extremadamente difícil deducir los gustos generales del público con estos medidores (no por nada Netflix, la empresa de envíos de DVDs en EEUU, está ofreciendo un millón de dólares a quien mejore su sistema de deducción de preferencias; aquí la nota), si he notado algunas tendencias que dan luz sobre lo que le interesa compartir a la gente.
La más reciente se refiere al poder de las historias. Ayer, el New York Times publicó una crónica de uno de sus editores que sobrevivió a un choque a mitad de vuelo entre dos aviones. Es una historia fascinante y poderosa, así que no me sorprende que hoy haya amanecido como la más compartida entre los lectores del Times. La moraleja ahí es que si la nota es interesante, está bien escrita y es relevante, los lectores van a pensar lo mismo. Una historia -- coyuntural -- bien contada nunca falla.
En junio sucedió algo que incluso me llevó a escribirle al Times a pedirles su opinión sobre el asunto. Una nota sobre relación de pareja (la encuentras aquí) se mantuvo durante días como una de las más compartidas por los lectores. En la semana del 19 de septiembre, otro reportaje similar estuvo en la lista una semana entera. El primero, un tanto controversial, habla de como la forma de entrenar a la ballena Shamu por los veterinarios de Sea World le ayudó a lograr que su marido ayudara más en la casa. El segundo habla de los problemas que puede tener una pareja por dormir juntos, y cómo solucionarlos. Ambos son artículos de servicio.
Lógicamente, la gente comparte reportajes que sabe le pueden interesar a sus conocidos, familiares y amigos y, en mi caso, sobre temas que he discutido con ellos o que sé que les son de especial interés. Generalmente, las notas de servicio caen en esta categoría, porque son reportajes que llevan a la gente a tomar una acción o a cambiar o mejorar algo en su vida y, por ende, se prestan a ser compartidas.
miércoles, 4 de octubre de 2006
Lo más compartido
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